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The last decade (2011-2020) was the warmest ever recorded. Temperatures in the Arctic increased at least twice as fast as the global average. Since the 1980s, each decade has been warmer than the previous one as the concentration of greenhouse gases increases. Almost all regions have experienced hotter days and heatwaves. As a consequence, large-scale fires have become more frequent and overwhelming, causing loss of biodiversity and threatening the lives of surrounding populations. Higher temperatures increase the number of heat-related illnesses and making it difficult to move around and work outdoors.
Paradójicamente, mientras el planeta se calienta, los inviernos en las regiones de latitudes medias se han vuelto más severos, generando olas de frío cada vez más frecuentes e intensas en los hemisferios norte y sur. Como consecuencia, y al igual que las olas de calor, el número de enfermedades relacionadas con el frío aumenta y dificulta la circulación y el trabajo al aire libre, provocando muertes y enormes pérdidas económicas.
Las tormentas destructivas se han vuelto más intensas y frecuentes en muchas regiones del planeta. Con el aumento de las temperaturas, se evapora más humedad, lo que genera precipitaciones extremas y provoca inundaciones y deslizamientos de tierra cada vez más devastadores. La frecuencia y la magnitud de las tormentas tropicales también son causados por el calentamiento de los océanos, ya que los ciclones, huracanes y tifones se alimentan de las aguas calientes de su superficie. Estas tormentas a menudo destruyen comunidades y ciudades enteras, causando muertes y enormes pérdidas económicas.
El agua es cada vez más escasa en varias regiones del planeta, lo que afecta a su disponibilidad. El calentamiento global agrava los periodos de estiaje, sobre todo en regiones con estrés hídrico o escasez de agua y en zonas críticas para la producción y conservación del agua. El mayor riesgo de sequías agrícolas y ecológicas afecta a la producción de alimentos y a la biodiversidad, respectivamente, aumentando la vulnerabilidad de los ecosistemas. Los desiertos se están expandiendo, reduciendo la superficie cultivable y provocando destructivas tormentas de arena y polvo que pueden desplazar miles de millones de toneladas de arena entre continentes. Muchas personas se enfrentan ahora a la amenaza de no disponer de suficiente agua de buena calidad para satisfacer las necesidades humanas.
El océano es responsable de retener gran parte del calor generado por el calentamiento global, así como de absorber el dióxido de carbono, generando un pasivo ambiental al hacer sus aguas más ácidas e inadecuadas para los ecosistemas marinos y su biodiversidad. El índice de calentamiento del océano ha aumentado mucho en las dos últimas décadas, en todas las profundidades, haciendo que el volumen de los océanos sea cada vez mayor, en gran parte debido al deshielo de los glaciares, que en consecuencia aumentan el nivel del mar, amenazando a ciudades y países costeros e insulares de todo el planeta.
El cambio climático y sus fenómenos extremos son algunas de las razones que explican el crecimiento mundial del hambre y de la subnutrición. El estrés térmico y la escasez de agua aumentan la desertificación y las zonas críticas para la producción y conservación de agua, disminuyendo las zonas cultivables y de pastoreo, lo que provoca un descenso de la producción agrícola y ganadera. A medida que el océano se vuelve más ácido y los ríos más contaminados, sus recursos, que alimentan a miles de millones de personas, disminuyen rápidamente. Como consecuencia, la agricultura, la ganadería y la pesca pueden destruirse o ser menos productivas cada año, lo que exige más inversiones y eleva los precios de los alimentos en todo el mundo.
El cambio climático plantea riesgos para la supervivencia y perpetuación de diversas especies terrestres y marinas, y se está agravando con un aumento anormal de la temperatura media del planeta. El mundo está perdiendo especies a un ritmo 1.000 veces mayor que en cualquier otro momento de la historia de la humanidad. Se calcula que alrededor de un millón de especies animales y vegetales están en peligro de extinción, y que muchas desaparecerán en las próximas décadas. La contaminación, la deforestación, los incendios forestales, las condiciones meteorológicas extremas y las enfermedades y plagas invasoras son algunas de las muchas amenazas que se ciernen sobre los ecosistemas y su biodiversidad.
La salud humana se ha visto gravemente afectada por el cambio climático. Problemas como las alergias y las enfermedades respiratorias, cardiorrespiratorias, transmitidas por mosquitos (como la malaria, el dengue, el zika y el chikungunya), pueden intensificarse debido al aumento de la temperatura global. Los cambios en los estándares meteorológicos están ampliando el número de enfermedades, y los fenómenos meteorológicos extremos aumentan las muertes y dificultan el mantenimiento de los sistemas sanitarios. Otros riesgos para la salud humana son las enfermedades asociadas al hambre y la desnutrición en regiones donde la población no puede cultivar o encontrar alimentos. Cada año, los factores medioambientales se cobran la vida de unos 13 millones de personas. Sin duda, el cambio climático es la mayor amenaza para la salud a la que se enfrenta la humanidad.
El cambio climático contribuye en gran medida al aumento de la pobreza y la desigualdad, incrementando los factores que llevan a las personas a permanecer en esa situación. Fenómenos extremos como ciclones, huracanes, tifones e inundaciones pueden devastar ciudades, destruyendo hogares y medios de vida; el calor puede dificultar la movilidad y el trabajo al aire libre; y el estrés hídrico o la escasez de agua afectan a la agricultura, la ganadería, la pesca y, por qué no decirlo, al sustento de la vida. En la última década (2010-2019), los fenómenos relacionados con el clima han provocado el desplazamiento estimado de una media de 23,1 millones de personas al año, dejándolas mucho más vulnerables a la pobreza y a la desigualdad en todas sus formas y dimensiones.
Impactando positivamente las relaciones con todos los grupos de interés.
El aumento de las temperaturas está cambiando los parámetros climáticos y alterando el equilibrio de la naturaleza, lo que representa un riesgo para los humanos y todas las demás formas de vida en la tierra.