La conservación y garantía del uso sustentable de los océanos, mares y recursos marinos es un tema de suma importancia y se inserta como el Décimo Cuarto Objetivo de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible. Esta iniciativa global busca encaminar esfuerzos para enfrentar los desafíos relacionados con la protección y preservación de los ecosistemas marinos, así como promover el uso sustentable de los recursos de los océanos.
Los océanos juegan un papel clave en nuestro planeta, proporcionando una gama de servicios ecosistémicos esenciales para la vida en la Tierra. Regulan el clima, absorben una gran cantidad de dióxido de carbono, producen oxígeno, proporcionan alimento a miles de millones de personas y albergan una increíble diversidad de vida marina. Sin embargo, estos ecosistemas marinos se enfrentan a importantes amenazas debido a la actividad humana irresponsable.
La sobrepesca, la contaminación, la destrucción de los hábitats costeros, la acidificación de los océanos y el cambio climático son algunos de los principales desafíos a los que se enfrentan los océanos en la actualidad. La sobrepesca ha provocado una disminución drástica de las poblaciones de peces, lo que afecta la seguridad alimentaria y los medios de subsistencia en muchas comunidades costeras. La contaminación por desechos plásticos, químicos tóxicos y derrames de petróleo está causando daños irreparables a los ecosistemas marinos y la vida silvestre.
Además, la degradación de los hábitats costeros, como los arrecifes de coral y los manglares, compromete la protección natural contra las marejadas ciclónicas y la erosión costera, aumentando la vulnerabilidad de las comunidades costeras. La acidificación de los océanos, provocada por la absorción de dióxido de carbono, afecta negativamente a la salud de los corales, moluscos y otros organismos marinos que dependen del carbonato de calcio para construir sus estructuras.
El cambio climático agrava todos estos problemas, contribuyendo al aumento del nivel del mar, el calentamiento de los océanos y la intensificación de fenómenos meteorológicos extremos, como tormentas y huracanes. Estos cambios tienen consecuencias devastadoras para los ecosistemas marinos y las comunidades que dependen de ellos.
Se estima que, si no hay un cambio significativo, en 2050 podría haber más plástico que peces en las aguas marinas. El origen de estos residuos es bien conocido: son las ciudades y su inadecuada forma de hacer frente a la disposición de los residuos que acaban comprometiendo los recursos hídricos, como los ríos, y, finalmente, llegando a los mares.
Es responsabilidad de los municipios garantizar un adecuado sistema de saneamiento básico, evitando la incorrecta disposición de aguas servidas y desechos industriales. Además, es crucial implementar programas efectivos de manejo de desechos sólidos, promover el reciclaje, brindar acceso a agua limpia de calidad y, por supuesto, invertir en programas de concientización pública.
Las ciudades juegan un papel clave en esta transformación, ya que son el nivel de gobierno más cercano a la población. Tienen la capacidad de influir directamente en los hábitos de consumo y uso de los recursos naturales por parte de la comunidad. Es fundamental que las ciudades adopten medidas para promover el consumo y la producción responsables, en línea con el ODS 12 de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible.
Promover prácticas de consumo consciente, como reducir el uso de plásticos de un solo uso, fomentar la reutilización y el reciclaje de materiales, es crucial para reducir la cantidad de desechos que terminan en los océanos. Además, los municipios deben invertir en infraestructura para la adecuada recolección y tratamiento de residuos, así como establecer alianzas con el sector privado y organizaciones de la sociedad civil para impulsar iniciativas de reciclaje y gestión sostenible de residuos.
Otro aspecto clave es garantizar el acceso a agua limpia y mejorar los sistemas de tratamiento de aguas residuales. Esto no solo protege los recursos hídricos locales, sino que también evita la contaminación de los ríos y, en consecuencia, de los océanos.
La biodiversidad marina juega un papel clave en la salud y el equilibrio de los ecosistemas marinos, y su preservación se ha convertido en una prioridad mundial. En este contexto, el Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) lanzó el proyecto eDNA, una innovadora iniciativa destinada a ampliar el conocimiento sobre la biodiversidad marina y medir su vulnerabilidad al cambio climático.
Una de las características distintivas de este proyecto es la participación activa de los ciudadanos locales en la recolección de muestras. Con la participación de la comunidad, los científicos tienen la oportunidad de recolectar material genético ambiental, secuenciando el ADN presente en diferentes áreas consideradas Patrimonio de la Humanidad. Entre estas áreas se encuentra el archipiélago de Fernando de Noronha, ubicado en Brasil, que también será objeto de estudio.
Al secuenciar genéticamente el ADN ambiental, los investigadores podrán identificar y monitorear especies marinas de manera más eficiente. Este enfoque no solo ayuda a comprender mejor la biodiversidad presente en estas áreas protegidas, sino que también contribuye a la protección de especies en peligro de extinción.
Además, la iniciativa del proyecto eDNA tiene como objetivo mejorar la estandarización de los protocolos para la gestión de muestras y datos recopilados. Esta estandarización es fundamental para asegurar la calidad y comparabilidad de la información obtenida, permitiendo un análisis más preciso y completo de la biodiversidad marina.
Otro aspecto positivo de la iniciativa es el compromiso de poner a disposición del público la base de datos generada por el proyecto. Esta apertura y transparencia contribuyen al avance del conocimiento científico y permiten que otras instituciones e investigadores utilicen estos valiosos datos en sus propias investigaciones y estudios.
Una visión optimista del futuro de los océanos es concebible si se toman las medidas necesarias para revertir la situación actual. Las políticas implementadas hace décadas podrían ser catalizadores de esta transformación, permitiendo una reposición sustancial de la vida marina para 2050, capturando entre 70% y 90% de la riqueza del pasado.
Este camino hacia la recuperación de los océanos requiere la protección de las especies marinas, ya que muchas de ellas aún enfrentan importantes amenazas, algunas en estado crítico. La conservación y preservación de estas especies es fundamental para restaurar la biodiversidad y el equilibrio de los ecosistemas marinos.
Además, es fundamental proteger los espacios oceánicos. Si bien en 2000 solo se protegía 0,4% del área oceánica, este número ha aumentado progresivamente y, en 2020, se acerca a 10%. El objetivo es alcanzar la marca 30% de áreas marinas protegidas para 2030. Estas áreas protegidas deben establecerse activamente, sobre la base de acciones de restauración efectivas y la eliminación gradual de prácticas destructivas y dañinas.
La protección de los océanos no debe limitarse a la creación de áreas marinas protegidas. Se necesita un enfoque integral que incluya la restauración de ecosistemas marinos degradados y la implementación de medidas para eliminar prácticas nocivas como la sobrepesca, la contaminación y la degradación de los hábitats costeros.
La cooperación global y la adopción de políticas y acciones coordinadas son claves para impulsar la restauración y protección de los océanos.
Aun así, es necesario invertir en investigación científica, tecnología e innovación para desarrollar soluciones sostenibles y prácticas de gestión eficientes. Esto incluye el desarrollo de tecnologías de monitoreo ecológico, la promoción de la pesca sostenible, la reducción de la contaminación plástica y la creación de áreas marinas protegidas conectadas para permitir la migración de especies y la recuperación de los ecosistemas.
Movilizando compromisos globales para la preservación de los océanos
Los océanos juegan un papel clave en la sostenibilidad y la salud del planeta. Cubriendo las tres cuartas partes de la superficie de la Tierra y conteniendo 97% de agua, representan 99% de espacio habitable por volumen. Según las Naciones Unidas, más de 3 mil millones de personas dependen de la biodiversidad marina y costera para su sustento, lo que destaca la gran importancia de estos ecosistemas.
La ONU enfatizó que los océanos y los mares están conectados y sustentan la vida de muchas maneras. Albergan una inmensa biodiversidad y juegan un papel esencial en la defensa contra la emergencia climática global.
Sin embargo, los océanos se enfrentan a una amenaza sin precedentes. En las últimas décadas, se ha perdido aproximadamente la mitad de todos los corales vivos y la contaminación plástica en los océanos se ha multiplicado por diez en los últimos 150 años. Estos datos alarmantes exigen una acción inmediata y eficaz.
Destaca la importancia de trabajar en múltiples sectores para abordar las demandas en conflicto de la industria, la pesca, el transporte, la minería y el turismo, que están generando niveles insostenibles de estrés en los ecosistemas marinos y costeros. El valor de mercado de los recursos e industrias marinos y costeros se estima en US$ 3 billones por año, lo que representa alrededor de 5% del PIB mundial.
La biodiversidad marina es increíblemente rica, con casi 200.000 especies identificadas, y ese número podría llegar a millones. Además, los océanos juegan un papel crucial en la regulación del clima, absorbiendo alrededor de 30% de dióxido de carbono producido por los humanos.
Sin embargo, los subsidios a la pesca están contribuyendo al rápido agotamiento de muchas especies de peces, dañando las pesquerías globales y generando US$ 50 mil millones por año menos de lo potencial.
Desafortunadamente, aproximadamente el 40% de los océanos del mundo se ven muy afectados por las actividades humanas, incluida la contaminación, la sobrepesca y la pérdida de hábitats costeros. Estos problemas requieren una acción coordinada a nivel mundial para mitigar los daños y promover la sostenibilidad de los océanos.
Proteger y restaurar los ecosistemas marinos es fundamental para garantizar la salud de los océanos y los medios de subsistencia de las comunidades que dependen de ellos.
La octava Conferencia Mundial sobre los Océanos se inauguró en Panamá, trayendo consigo llamados urgentes para el establecimiento de un acuerdo global para proteger las aguas internacionales. Además, la Unión Europea anunció una importante inversión de más de 800 millones de euros (unos 4.400 millones de reales) destinados a la conservación marina en 2023. Durante los dos días del evento, expertos, ministros y filántropos debaten nuevos compromisos destinados a impulsar la “ economía azul y ampliar las áreas marinas protegidas.
La Conferencia titulada nuestro océano (Nuestro Océano) se centra en cuestiones críticas relacionadas con los océanos y tiene como objetivo movilizar esfuerzos y recursos para promover la sostenibilidad marina. La protección de los océanos es esencial para garantizar la salud de los ecosistemas marinos, así como los medios de subsistencia de las comunidades costeras y la economía mundial.
El establecimiento de un acuerdo para la protección de las aguas internacionales es de suma importancia, ya que gran parte de los océanos se encuentran fuera de las fronteras nacionales y carecen de regulaciones efectivas. Estas áreas son vulnerables a actividades depredadoras, como la sobrepesca, la contaminación y la explotación irresponsable de los recursos naturales. La búsqueda de un acuerdo integral es fundamental para garantizar la preservación de estos valiosos ecosistemas y la conservación de la biodiversidad marina.
El anuncio de la Unión Europea de asignar una cantidad sustancial de recursos financieros a la conservación marina demuestra un compromiso significativo con la protección de los océanos. Esta inversión permitirá la implementación de medidas concretas, como la creación de áreas marinas protegidas, la promoción de la pesca sostenible y la reducción de la contaminación marina. Estas acciones apuntan tanto a preservar los recursos naturales como a estimular el desarrollo de una economía “azul” sostenible, que busca equilibrar la explotación de los recursos marinos con la conservación de los ecosistemas oceánicos.
Durante la Conferencia, los participantes tendrán la oportunidad de compartir conocimientos, experiencias y compromisos para enfrentar los desafíos que amenazan los océanos. La expansión de las áreas marinas protegidas es uno de los principales objetivos discutidos, con el objetivo de salvaguardar hábitats importantes y promover la recuperación de los ecosistemas marinos degradados. Además, la Conferencia abordará iniciativas para el desarrollo sostenible de la economía “azul”, que engloba sectores como la pesca, el turismo, el transporte y las energías renovables.
La Conferencia Mundial de los Océanos es una oportunidad crucial para reafirmar la importancia de proteger los océanos y promover acciones concretas a nivel global.
Desafíos y oportunidades para la economía azul: garantizar un futuro sostenible para los océanos
La economía azul, también conocida como economía del mar, engloba todas las riquezas y valores derivados de los océanos. Según el Banco Mundial, la economía azul es el uso sostenible de los recursos oceánicos para impulsar el crecimiento económico, mejorar los medios de vida y generar empleos, al mismo tiempo que se preserva la salud de los ecosistemas marinos. Esta definición se complementa con la de la Comisión Europea, que cubre una amplia gama de sectores interconectados establecidos y emergentes.
Conservación Internacional, una organización no gubernamental, agrega que la economía azul también incluye beneficios no comerciables como el almacenamiento de carbono, la protección costera, los valores culturales y la biodiversidad.
Recientemente, Naciones Unidas definió la economía azul como una economía que abarca varios sectores económicos y políticas relacionadas, que determinan si el uso de los recursos oceánicos es sostenible.
Uno de los desafíos clave de la economía azul es comprender y gestionar de manera más efectiva los diferentes aspectos de la sostenibilidad de los océanos, desde la pesca sostenible hasta la salud de los ecosistemas y la prevención de la contaminación. Además, la gestión sostenible de los recursos oceánicos requiere la colaboración a través de fronteras y sectores, a través de asociaciones variadas y en una escala sin precedentes.
La agenda de la economía azul, propuesta por la Comisión Europea, puede contribuir a la mitigación del cambio climático mediante el desarrollo de energías renovables en alta mar, la descarbonización del transporte marítimo y la promoción de puertos verdes. También puede impulsar una economía más circular al adoptar patrones de pesca renovables, implementar el reciclaje de barcos y establecer procesos de desmantelamiento de plataformas en alta mar. Además, la promoción de infraestructura verde en las zonas costeras puede preservar la biodiversidad y los paisajes, beneficiando el turismo y la economía costera.
La economía azul se enfrenta a una serie de retos que limitan su potencial de desarrollo. A lo largo de la historia, los ecosistemas acuáticos han sido considerados recursos ilimitados y lugares para la eliminación de desechos, lo que ha llevado a una explotación desenfrenada. Sin embargo, estos recursos están lejos de ser ilimitados y los impactos de este enfoque son cada vez más evidentes, especialmente en las zonas costeras, que sufren el cambio climático.
Instituciones de gobierno ineficientes, incentivos económicos inadecuados, falta de avances tecnológicos y capacidad limitada para implementar instrumentos legales y de gestión han resultado en actividades mal reguladas. Esto ha llevado al uso excesivo y, en algunos casos, a la degradación irreversible de valiosos recursos marinos y áreas costeras. Los datos del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) muestran que el desarrollo urbano costero y el cambio climático ya han causado una reducción del 50% en los arrecifes de coral en los últimos 30 años, comprometiendo los medios de vida, la capacidad de reducción del riesgo de desastres y amenazando la biodiversidad marina.
Los arrecifes de coral son ecosistemas marinos increíblemente importantes, tanto ecológica como económicamente. A pesar de cubrir menos de 0.1% de los océanos del mundo, albergan más de 25% de biodiversidad marina y brindan una amplia gama de servicios ecosistémicos esenciales. Estos servicios incluyen protección costera contra tormentas y erosión, pesquerías que sustentan a las comunidades costeras, descubrimiento de nuevos medicamentos a partir de organismos que se encuentran en los arrecifes, beneficios recreativos para buzos y turistas, e ingresos generados por el turismo debido a la belleza y diversidad de los arrecifes.
Sin embargo, los arrecifes de coral se enfrentan a una crisis sin precedentes debido al cambio climático y al calentamiento de los océanos. Los estudios muestran que alrededor de 50% de arrecifes de coral ya se han perdido y, si no se toman medidas urgentes, hasta 90% de corales formadores de arrecifes podrían desaparecer para 2050, incluso con un límite de aumento de temperatura de 1,5°C, según informes del IPCC .
El blanqueamiento de los corales ocurre cuando están expuestos a condiciones estresantes, como las altas temperaturas del océano. En este proceso, los corales pierden su coloración vibrante y saludable, lo que da como resultado una apariencia blanquecina. Si bien algunos corales pueden recuperarse del blanqueamiento, muchos no sobreviven a este estrés prolongado y eventualmente mueren.
La principal causa de la decoloración de los corales es el calentamiento de los océanos debido al cambio climático provocado por la emisión de gases de efecto invernadero. A medida que las temperaturas de los océanos siguen aumentando, los corales se enfrentan a un escenario cada vez más hostil para su supervivencia.
El informe del PNUMA enfatiza que es necesario reducir significativamente las emisiones de carbono para revertir esta situación y proteger los arrecifes de coral. La protección de los arrecifes de coral es crucial no solo para la biodiversidad marina, sino también para las comunidades que dependen de estos ecosistemas para su sustento y economía.
Los arrecifes de coral brindan una amplia gama de servicios ecosistémicos, incluida la pesca, el turismo y la protección costera. La pérdida de estos ecosistemas tendría un impacto devastador en muchos niveles.
Por lo tanto, es fundamental implementar políticas y medidas concretas para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero. Esto requiere hacer la transición a fuentes de energía renovables, aumentar la eficiencia energética, promover el transporte sostenible y adoptar prácticas agrícolas más sostenibles.
Bajo esta premisa, la economía azul engloba varios sectores económicos relacionados con los océanos, que están en constante crecimiento debido al aumento de la población mundial, el aumento del consumo y la necesidad de nuevas fuentes de alimentos y energía.
En tierra, la economía relacionada con el océano experimentará una mayor inversión en infraestructura costera, industria y turismo a medida que la economía global se expande y la migración a las áreas costeras se intensifica. Sin embargo, esto también conlleva riesgos para las poblaciones costeras, como el aumento del nivel del mar y las intensas tormentas provocadas por el cambio climático, lo que hace necesaria la construcción de infraestructura defensiva para proteger estas áreas.
La economía azul engloba sectores relacionados con la vida marina y los recursos renovables de los océanos, como la pesca, así como sectores relacionados con recursos no vivos y considerados “no renovables”, como las industrias extractivas (dragado, minería de aguas profundas, petróleo y gas costa afuera) cuando se realicen de manera sostenible y que no causen daños irreversibles a los ecosistemas.
La protección y conservación de los ecosistemas marinos, la gestión sostenible de los recursos pesqueros, la mitigación de los impactos del cambio climático y la promoción de prácticas responsables en las industrias extractivas son aspectos clave para lograr una economía azul verdaderamente sostenible.
Al abordar estos desafíos de manera efectiva, la economía azul puede convertirse en un motor de crecimiento económico, brindando mejores medios de vida y empleos, al mismo tiempo que preserva la salud de los ecosistemas oceánicos.
La asociación entre ICS e Irena impulsa la investigación sobre combustibles sostenibles para el transporte marítimo
En los últimos años, el transporte marítimo ha destacado en su búsqueda de soluciones de descarbonización. Como uno de los principales pilares del comercio mundial, este sector representa aproximadamente el 90% del comercio mundial. Sin embargo, también contribuye a las emisiones de gases de efecto invernadero, representando alrededor de 3% del total.
La conciencia de la necesidad de reducir las emisiones de carbono y hacer frente al cambio climático ha impulsado los esfuerzos de la industria marítima para encontrar alternativas sostenibles. Con la implementación de medidas efectivas de descarbonización, el transporte marítimo puede desempeñar un papel importante en la reducción de las emisiones globales.
Se han desarrollado varias iniciativas para promover la descarbonización en el sector marítimo. Uno es la transición hacia fuentes de energía más limpias, como el uso de combustibles bajos en carbono y la adopción de tecnologías de propulsión eléctrica o híbrida. Además, mejorar la eficiencia energética de los buques a través de proyectos de optimización de rutas y un diseño de buques más eficiente ha sido una estrategia ampliamente adoptada.
La industria también ha estado explorando el potencial de la energía renovable en alta mar, incluido el uso de paneles solares y turbinas eólicas para impulsar las operaciones a bordo. Estas soluciones innovadoras no solo reducen las emisiones de carbono, sino que también ayudan a diversificar la matriz energética del sector marítimo.
Además, la implementación de regulaciones más estrictas y la adopción de políticas para fomentar la descarbonización han sido discutidas e implementadas a nivel internacional. La Organización Marítima Internacional (OMI) ha establecido objetivos ambiciosos para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero del sector marítimo, fomentando la adopción de tecnologías más limpias y mejorando la eficiencia energética.
Si bien los desafíos son significativos, el transporte marítimo avanza con proyectos de descarbonización a un ritmo alentador. La colaboración entre gobiernos, empresas, instituciones de investigación y organizaciones no gubernamentales es fundamental para impulsar el desarrollo y la implementación de soluciones eficaces.
La descarbonización del transporte marítimo no solo contribuirá a la mitigación del cambio climático, sino que también podría abrir nuevas oportunidades económicas e impulsar la innovación en el sector. A medida que avanzan los esfuerzos de descarbonización, el transporte marítimo avanza hacia un futuro más sostenible, reduciendo su impacto ambiental y promoviendo la preservación de los ecosistemas marinos para las generaciones futuras.
La asociación establecida entre la Cámara Naviera Internacional (ICS) y la Agencia Internacional de Energías Renovables (Irena) marca un avance significativo en la búsqueda de combustibles más sostenibles en el sector marítimo. ICS, que representa a más de 80% de la flota mercante mundial, firmó el acuerdo con Irena con el objetivo de intercambiar información sobre escenarios de “combustibles futuros”, como el hidrógeno verde y el amoníaco.
Para el secretario general de ICS, Guy Platten, esta asociación es fundamental para garantizar que el transporte marítimo adopte fuentes de energía más limpias. La colaboración entre las dos entidades permitirá el intercambio de datos e información con representantes de más de 160 países miembros de Irena.
Reducir la dependencia de los combustibles con alto contenido de carbono es un objetivo crucial para la industria marítima, especialmente si se tiene en cuenta que, en los próximos años, la flota mundial deberá transportar combustibles con cero emisiones de carbono a países de todo el mundo. La necesidad de una transición hacia fuentes de energía más sostenibles es evidente, y esta asociación tiene como objetivo impulsar la investigación y el desarrollo de combustibles bajos en carbono.
El director general de Irena destacó la importancia de la inversión y la cooperación a gran escala para el sector del transporte marítimo. Se necesita una acción urgente para acelerar la transición energética global y la descarbonización de la economía mundial, y el transporte internacional juega un papel clave en este proceso.
Según ICS, se necesitan aproximadamente US$ 5 mil millones para impulsar la investigación y el desarrollo de combustibles con cero emisiones de carbono en el sector marítimo. Esta inversión es crucial para impulsar la innovación y la adopción de tecnologías más sostenibles, que permitan al sector alcanzar sus objetivos de descarbonización y contribuir a la mitigación del cambio climático.
Al colaborar y compartir información sobre futuros combustibles, estas organizaciones están ayudando a impulsar la transición hacia una industria marina más limpia y ambientalmente responsable. Estos esfuerzos no solo beneficiarán al sector marítimo, sino que también contribuirán a construir una economía global más ecológica y resistente.
La Unesco quiere cartografiar 80% de las profundidades marinas para 2030: Actualmente, solo se conocen 20% de las profundidades oceánicas
La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) está comprometida con el avance del conocimiento sobre los océanos y recientemente anunció un ambicioso plan para cartografiar al menos 80% del lecho marino para 2030. Actualmente, solo una pequeña parte, alrededor de 20%, del fondo marino El fondo marino es conocido y mapeado. Esta iniciativa forma parte de los esfuerzos de la Década de los Océanos, que busca promover la conservación y sostenibilidad de los recursos marinos. La década proporcionará un marco unificador para el sistema de la ONU, que busca permitir que los países alcancen todas las prioridades de la agenda 2030 relacionadas con los océanos, como ayudar a los países a alcanzar los objetivos de desarrollo sostenible (ODS).
Para lograr este desafiante objetivo, la UNESCO subrayó la importancia de invertir alrededor de USD 5 mil millones durante la próxima década, lo que equivale a aproximadamente USD 625 millones por año. Esta inversión sustancial es necesaria para impulsar la exploración y el mapeo de aguas profundas utilizando tecnologías avanzadas y métodos científicos innovadores.
El mapeo completo del fondo marino es crucial por varias razones. Primero, nos brindará información esencial para comprender mejor la gran diversidad de ecosistemas marinos y los procesos geológicos que ocurren en las profundidades de los océanos. Además, este conocimiento es fundamental para la gestión y conservación de los recursos marinos, permitiendo identificar áreas de especial importancia y sensibilidad ambiental, así como tomar decisiones informadas sobre la explotación sostenible de estos recursos.
Al invertir en la exploración y el mapeo de aguas profundas, la UNESCO y sus socios tienen como objetivo impulsar la investigación científica y promover la cooperación internacional. El conocimiento obtenido a través de este esfuerzo conjunto contribuirá a la toma de decisiones basada en evidencia, la formulación de políticas efectivas y el desarrollo de estrategias para la conservación y el uso sostenible de los océanos.
Además, el mapeo integral del fondo marino brindará beneficios significativos a diversos sectores, como el transporte marítimo, la industria de la energía en alta mar, la exploración de minerales e incluso la prevención de desastres naturales, lo que permitirá una mejor comprensión de las características geológicas y los riesgos asociados a las áreas costeras.
La iniciativa de la UNESCO de cartografiar al menos 80% del lecho marino para 2030 es un paso crucial para ampliar el conocimiento sobre los océanos y promover un enfoque más sostenible e informado de los recursos marinos.
Un ejemplo notable de una asociación es un proyecto de mapeo del fondo marino. Esta iniciativa reúne a científicos, investigadores y empresas especializadas en tecnología y exploración submarina. Utilizando equipos avanzados, como vehículos submarinos no tripulados y un sonar de última generación, estos equipos están mapeando extensas áreas del lecho marino que antes eran desconocidas. El objetivo es obtener una comprensión más completa de la geología marina, la biodiversidad y los recursos naturales presentes en las profundidades del océano. Esta información es valiosa para las empresas que operan en sectores como la exploración de petróleo y gas, la minería marina, las energías renovables en alta mar y la acuicultura.
Otro ejemplo de asociación entre la industria y la investigación es un proyecto de observación del océano. En este caso, las empresas especializadas en monitoreo y tecnología de sensores se unen a científicos e investigadores para recopilar datos en tiempo real sobre las condiciones del océano. Se despliegan sensores avanzados en varios lugares del océano, recopilando información sobre temperatura, salinidad, corrientes marinas, niveles de oxígeno, entre otros parámetros. Estos datos son cruciales para comprender el cambio climático, la salud de los ecosistemas marinos y predecir eventos extremos como tormentas y olas de calor en los océanos. Las empresas que participan en esta asociación pueden usar esta información para mejorar sus operaciones y tomar decisiones informadas, como seleccionar sitios para instalar parques eólicos marinos, gestionar pesquerías sostenibles y prevenir riesgos para la infraestructura costera. Además, estos datos se comparten con la comunidad científica y otras partes interesadas para promover la investigación y la acción hacia la sostenibilidad de los océanos. Estos dos proyectos ejemplifican el poder de la asociación entre la industria y la investigación en la promoción de una Economía Azul sostenible.
El océano juega un papel fundamental en la existencia de la humanidad. Es esencial para la mayoría de las actividades económicas en todo el mundo y ofrece una amplia gama de beneficios esenciales para nuestro bienestar y supervivencia. En este contexto, Ocean Decade reconoce al sector privado como una de las partes interesadas clave en la promoción de la salud y la sostenibilidad de los océanos, proporcionando el marco necesario para que las empresas lideren cambios transformadores hacia un océano saludable y sostenible.
Al apoyar la Agenda 2030 y los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), la Década de los Océanos acelera la colaboración entre diferentes partes interesadas, buscando soluciones apropiadas y específicas. Las empresas existentes y emergentes se benefician de tener la oportunidad de prevenir riesgos y explorar nuevas oportunidades para el crecimiento sostenible.
Uno de los principales beneficios es fortalecer el liderazgo de las empresas en el campo de las ciencias oceánicas. Esto permite la implementación de acciones concretas, como capacitación y transferencia de tecnología, financiamiento y generación de información y datos. Además, promueve el establecimiento de importantes redes, conectando a especialistas y socios comerciales a favor de la sustentabilidad de los océanos.
El sector privado tiene una oportunidad única de unir fuerzas con los líderes mundiales, beneficiándose de un esfuerzo colectivo para revertir la degradación de la salud y el funcionamiento del sistema oceánico. La Década del Océano representa una forma de que las empresas pongan en práctica sus principios corporativos, comprometiéndose a construir un futuro sostenible.
Al participar activamente en esta iniciativa, las empresas pueden adoptar prácticas sostenibles en sus operaciones, minimizando el impacto negativo en el océano y promoviendo la conservación de los recursos marinos.
Ocean Decade ofrece un claro llamado al sector privado para que asuma un papel de liderazgo en la búsqueda de un océano saludable y sostenible. Al comprometerse con esta visión, las empresas pueden hacer una contribución significativa para proteger y revitalizar los recursos oceánicos, asegurando un futuro mejor para todos.